Ya ha pasado el velorio, el funeral, el entierro.

Lo más difícil fue ver su carita hinchada, me tuve que acercar mucho a ver si realmente era él, porque al principio no lo reconocí, pero ahí estaba inmóvil, no respiraba, tenía algunos resguños y la cabeza vendada, reconocí su nariz, su boquita que estaba blanca media morada, pero no le pude ver esos ojitos verdes que me gustaban tanto.

Luego en el entierro fue lo definitivo ver cómo descendía el ataúd, y el echarle tierra encima.

Se nota que tenía muchos amigos, mucha gente lo quería, éso sin contar toda la gente de La Paz que lo conocía y que lo amaba. Y eso demuestra que su pasada por la tierra, no fue un desperdicio. Y se espera que su muerte no haya sido en vano, al menos a mí me hizo pensar en muchas cosas.

La familia, es increíble, lo íntegra que se encontraba, ellos eran consolándonos a nosotros...
Una familia de mucha fe, que a pesar del dolor que se veía que sentían no se cuestionaba nada, ellos incluso dicen que perdonan al conductor, la verdad me sorprendió mucho.

Ahora, sólo espero que de verdad él se encuentre mejor ahora.